Cómo practicar el arte de estar presente
La atención plena está disponible para nosotros en cada momento, no sólo en esos minutos especiales y preciosos de la meditación formal. Sólo tenemos que sintonizar a lo largo del día.
Practicar la atención plena en el bullicio de la vida cotidiana es un objetivo de quienes optan por la vía del Mindfulness para mejorar su calidad de vida.
Buscamos estar presentes y a la vez disipar un
pensamiento recurrente que a menudo nos asalta ¿Cómo dedicar más tiempo al
Mindfulness?
Muchas
de estas actividades: la jardinería, correr, andar en bicicleta y nadar, por
ejemplo, aunque la lista puede ser larga, atrapan nuestra atención y consiguen devolvernos
una especie de tranquilidad natural.
Así, aunque
no es un gran salto, puede ser un tiempo bien empleado en nuestro afán por
estar más presentes.
Cuando
llevamos la atención plena a nuestras rutinas diarias (lavar los platos, poner
la lavadora, preparar la comida…) lo que estamos haciendo es llevar un poco más
de enfoque a cada momento.
Sin ese
enfoque, las cosas que hacemos rutinariamente en casa o en la oficina tienden a
ser parte de nuestra lista de tareas pendientes que hay que hacer.
Es
difícil estar atento cuando tus actividades son sólo parte de un plan de
mantenimiento diario para que todo funcione.
Por
ejemplo, cuando recogemos los platos es sólo parte de "limpiar la cocina",
y esto hace más difícil estar atentos a ese momento. Tendemos a hacerlo de prisa
para hacer la tarea siguiente.
Podemos
practicar la atención plena en nuestra rutina diaria incluyendo
a otras
personas cuando cocinamos, comemos, hacemos compras o celebramos una reunión. Esto nos recuerda que no
tenemos que estar solos para poner nuestra conciencia en lo que estamos
haciendo en el momento.
El
desafío es más grande en aquellos momentos en los que presentimos una situación que nos hará enojarnos o
estresarnos, sentimos el corazón acelerado y el estómago encogido, por ejemplo
cuando suena el teléfono y sabemos que nuestro jefe nos va a exigir una tarea
extra. Entonces ya estamos enfados antes
de que nada suceda.
Llevar
la práctica de la atención plena en los momentos desencadenantes de nuestra vida
cotidiana es afrontar cara a cara la situación es una práctica que necesita
decisión y energía.
También
es un recordatorio útil de que la práctica de la atención plena no siempre es
pasiva o previsiblemente serena. No se trata sólo de los momentos felices o "claros" sino
también de los momentos difíciles. Y hoy en día parece que tenemos
una dieta bastante constante de momentos difíciles, por lo que es bueno acudir
a la práctica de la atención.
Otro
beneficio principal del "arte de estar presente" es que nos recuerda
que la atención plena es a la vez una práctica y una forma sencilla de ser.
Ser
consciente no es simplemente el resultado de hacer una práctica regular más
"formal", un premio, por así decirlo, que recibimos por ser
obediente. No es un subproducto de algo que hicimos antes; Es lo que estamos haciendo ahora.
Al
mismo tiempo, está claro que no se trata de una forma de práctica frente a la
otra, con lo que no se trata de practicar la atención plena en nuestra vida
diaria en lugar de dedicar un tiempo para sentarse
tranquilamente a meditar.
Se trata
de cómo una práctica puede reforzar a la otra y de cómo las dos trabajan juntas
para crear una continuidad de conciencia.
Y eso
realmente puede ayudar en esos tiempos agitados de nuestra vida. Pruébalo y compruébalo por ti
mismo.
Por James Gimian.
11 de noviembre de 2016 en la revista mindful.
Traducción y composición por BMA &
aktitud.
Experimenta Mindfulness con
BMA & aktitud
Grupos de práctica semanal guiada
info@bmaktitud.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario