lunes, 28 de noviembre de 2016

Cómo practicar el arte de estar presente


Cómo practicar el arte de estar presente

La atención plena está disponible para nosotros en cada momento, no sólo en esos minutos especiales y preciosos de la meditación formal. Sólo tenemos que sintonizar a lo largo del día.










Practicar la atención plena en el bullicio de la vida cotidiana es un objetivo de quienes optan por la vía del Mindfulness para mejorar su calidad de vida.
Buscamos estar presentes y a la vez disipar un pensamiento recurrente que a menudo nos asalta ¿Cómo dedicar más tiempo al Mindfulness?

Llevar la atención plena a las actividades diarias es una gran manera de empezar. 

Muchas de estas actividades: la jardinería, correr, andar en bicicleta y nadar, por ejemplo, aunque la lista puede ser larga, atrapan nuestra atención y consiguen devolvernos una especie de tranquilidad natural. 
Así, aunque no es un gran salto, puede ser un tiempo bien empleado en nuestro afán por estar más presentes.

Cuando llevamos la atención plena a nuestras rutinas diarias (lavar los platos, poner la lavadora, preparar la comida…) lo que estamos haciendo es llevar un poco más de enfoque a cada momento. 
Sin ese enfoque, las cosas que hacemos rutinariamente en casa o en la oficina tienden a ser parte de nuestra lista de tareas pendientes que hay que hacer. 

Es difícil estar atento cuando tus actividades son sólo parte de un plan de mantenimiento diario para que todo funcione.

Por ejemplo, cuando recogemos los platos es sólo parte de "limpiar la cocina", y esto hace más difícil estar atentos a ese momento. Tendemos a hacerlo de prisa para hacer la tarea siguiente. 
Podemos practicar la atención plena en nuestra rutina diaria incluyendo
a otras personas cuando cocinamos, comemos, hacemos compras o celebramos una reunión. Esto nos recuerda que no tenemos que estar solos para poner nuestra conciencia en lo que estamos haciendo en el momento.

El desafío es más grande en aquellos momentos en los que presentimos  una situación que nos hará enojarnos o estresarnos, sentimos el corazón acelerado y el estómago encogido, por ejemplo cuando suena el teléfono y sabemos que nuestro jefe nos va a exigir una tarea extra. Entonces  ya estamos enfados antes de que nada suceda.

Llevar la práctica de la atención plena en los momentos desencadenantes de nuestra vida cotidiana es afrontar cara a cara la situación es una práctica que necesita decisión y energía. 
También es un recordatorio útil de que la práctica de la atención plena no siempre es pasiva o previsiblemente serena. No se trata sólo de los momentos felices o "claros" sino también de los momentos difíciles. Y hoy en día parece que tenemos una dieta bastante constante de momentos difíciles, por lo que es bueno acudir a la práctica de la atención.

Otro beneficio principal del "arte de estar presente" es que nos recuerda que la atención plena es a la vez una práctica y una forma sencilla de ser. 

Ser consciente no es simplemente el resultado de hacer una práctica regular más "formal", un premio, por así decirlo, que recibimos por ser obediente. No es un subproducto de algo que hicimos antes; Es lo que estamos haciendo ahora.

Al mismo tiempo, está claro que no se trata de una forma de práctica frente a la otra, con lo que no se trata de practicar la atención plena en nuestra vida diaria en lugar de dedicar un tiempo para sentarse tranquilamente a meditar. 
Se trata de cómo una práctica puede reforzar a la otra y de cómo las dos trabajan juntas para crear una continuidad de conciencia. 

Y eso realmente puede ayudar en esos tiempos agitados de nuestra vida. Pruébalo y compruébalo por ti mismo.


Por James Gimian. 11 de noviembre de 2016 en la revista mindful.
Traducción y composición por BMA & aktitud.

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